miércoles, 25 de abril de 2007

Chopo: A 26 años de una cultura plural






Por Ortega Cedillo Karla

Antes del medio día, los comerciantes de las calles que están a un costado de la biblioteca “José Vasconcelos”, se preparan para recibir como cada sábado a todos aquellos que encuentran en este tianguis un lugar de identificación y distracción de acuerdo a sus ideas y gustos.
Todo transcurre rápidamente, sólo se tiene aproximadamente ocho horas para poder llenarse de toda la pluralidad que hay en este lugar.
En la esquina, al comenzar la calle podemos encontrar desde el que vende su patineta en veinte pesos, sus tenis converse con la clásica cajita negra, pasando por aquellos diseñadores que muestran ingeniosos artículos hechos por ellos mismos, hasta los que se adueñan de un lugar poniendo su auto cerca para ofrecer pantalones y playeras en su mayoría.
Más adelante se encuentra una serie de puestos donde las prendas y todo aquello que se vende es peculiar, nada es igual, sólo el color negro que predomina en cada rincón del tianguis.
Aquí se puede encontrar los discos que son difícil de adquirir, discos originales o piratas de grupos con nombres extravagantes como Apocalíptica, Him, Metálica, entre otros.
Las playeras, son tanto de los grupos como de una imagen ingeniosa donde un osito tierno tiene un hacha con cara de querer matar a alguien, parches donde no aceptan a los fresas diciendo: “si ves un fresa: ¡matalo!”, pintura vegetal para en cabello, e incluso peluches transformados en un come galleta o un elmo con rastas, collares, pulseras y aretes con un toque de originalidad que hace que se vendan inmediatamente.
Las personalidades que se encuentran aquí son de un tono muy peculiar, el negro y el vino son sus colores aliados para poder encontrar identificación con los que asisten al lugar, ellos son los darketos que son lo más representativo de éste lugar. En el tianguis es común verlos, mientras que por el resto de la ciudad son señalados y vistos como si no fueran seres humanos. Mientras que otros se han diversificado, en punketos, skatos, y los llamados semi punketos o los “Allison” de acuerdo a Claudia de 19 años que asiste frecuentemente al Chopo.
Todo el día hay concierto de grupos o bandas que tocan unos cuantos minutos en el escenario principal al fondo del tianguis, ese sábado se esperaba la presencia de Las Ultrasónicas. Había mucha gente que esperaba su presencia en el escenario, el calor, esa tarde era infernal, pero realmente a todos sus fans eso no fue motivo para abandonar el escenario.
Antes de ser anunciadas Las Ultrasónicas, muchos chavos las esperaban con ansia, a tal grado de agredirse buscando el mejor lugar para verlas o los que llegaron tarde por lo menos escucharlas. A lado del escenario hay un puesto de tacos que es muy conocido, donde la dueña del lugar menciona que ha sido parte de este lugar desde sus inicios, “¡hay!, que muchachos tan locos estos, siempre se ponen así cuando vienen ellas, las quieren mucho aquí”
El concierto había comenzado pasadas las 2:30 de la tarde, todos estaban disfrutando, bailando gritando y coreando las canciones de Las Ultrasónicas, a tal grado que se sentía como cimbraba el piso con cada salto que daban, ellas tocaron aproximadamente cinco canciones, las personas asistentes se las sabían de memoria, así que no era necesario que las integrantes del grupo cantaran.
De acuerdo a una señora de cuarenta años que ha estado sábado con sábado en el tianguis desde hace veinte años, la esencia del Chopo no ha cambiado, por que siempre se ha optado por la pluralidad de ideas en este lugar, sin embargo “el capitalismo” se ha adueñado un poco de los vendedores, ya que de acuerdo a ella muestran también algo relacionado con los grupos “plásticos, semirokeros o semipunketos, que nos venden en televisión”
“Realmente muchos de los niñitos que viene aquí no es para disfrutar de la cultura que se encuentra en este lugar, si no para encontrar algún articulo que tenga que ver con sus grupos favoritos así, como el tratar de encontrar un lugar y un grupo de identificación que al poco tiempo desaparezca” comenta Verónica de 26 años.
Estén o no de acuerdo las personas que visitan este lugar una que otras, se puede encontrar mucho de las culturas urbanas, donde para algunos el consumir es esencial, mientras que para otras el escuchar bandas y pasar un buen rato es lo que los hace regresar cada sábado a este lugar, la tarde se había nublado y nos mostraba que era tiempo de terminar con la estancia de muchas personas aquí, pero no terminaba con las visitas de cada sábado de los que consideran al Chopo como parte de su vida.

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